La crítica moderna nació de una lucha contra el Estado absolutista; a menos que su futuro se defina ahora como una lucha contra el Estado burgués, pudiera no tener el más mínimo futuro.
Terry
Eagleton
The function of Criticism, 1984
Nota de SANDRA LÓPEZ, revista Posdata, Montevideo, 15 de setiembre de 2000
M'HIJO ASTERIÓN
Minotauro 1: Pedro Abelardo -teólogo y filósofo francés del alto medioevo- y Eloísa, su discípula, vivieron una historia de amor que se transformó en leyenda. El canónigo Fulberto, tío de Eloísa, no estando de acuerdo con que la relación fuera otra que la de escolar-maestro, hace castrar a Abelardo, quien termina sus días en la abadía de Saint Denis, mientras Eloísa es destinada a envejecer en el convento de Argenteuil.
Minotauro 2: Pasifae, esposa del rey Minos de Creta, se enamora desesperadamente de un toro blanco y da a luz un monstruo mitad hombre y mitad toro, que el rey encierra en el laberinto de Cnosos, construído por el artífice Dédalo. El Minotauro debe ser alimentado con carne humana: cada nueve años los atenienses enviaban a siete muchachos y siete muchachas al sacrificio para saldar la muerte de Androgeo. Teseo, hijo de Egeo (rey de Atenas), con la ayuda de ariadna -hija de Minos y poseedora del hilo que permite rastrear la salida del laberinto- da muerte a la bestia y termina con el horrible tributo.
Minotauro 3: el hilo) De estas dos leyendas de pasión se sirve Carlos Rehermann (narrador que se iniciara en el drama con Congreso de sexología, 1999), para fundar una nueva y vernácula: Minotauros, que reúne e identifica de forma fluida y contundente a sus personajes, hilvanando con fino pulso la proyección dramática necesaria hasta alcanzar el clímax final.
Minotauro 4: el cuerpo y la letra) Aunque muy exigente para la interpretación, el lenguaje es austero y a través de él discurren los personajes con particular belleza y credibilidad, ya que este solvente elenco -destacando las labores de Lila García y Marcel García Campiglia- es capaz de articular con elegancia y solidez algo poco común dentro del teatro uruguayo: el cuerpo y la letra.
Minotauro 5: monstruo con buen gusto) la dirección de actores - a cargo de Roberto Foliatti y Sandra Massera- y un elenco disciplinado y talentoso amalgaman los distintos rubros y técnicas implicados en esta impactante puesta. la música contemporánea elegida, más los tramos cantados por las actrices, la escenografía despojada -que aprovecha al máximo las posibilidades de la sala de Puerto Luna-, el vestuario sugerente pero simple, sumados a una mínima utilería, reafirman que la inteligencia y el buen gusto pueden suplir la escasez de recursos materiales (nunca muy a mano por estos lares del Plata) y acentuar la calidad escénica.
Minotauro 6: M'hijo Asterión) Aunque lejos de lo folklórico o lo costumbrista, Minotauros emerge en la producción uruguaya como una obra a la altura de Barranca abajo o M'hijo el dotor, de Florencio Sánchez, y Carlos Rehermann se inscribe como una referencia inevitable, a partir de aquí, dentro de la dramaturgia nacional.
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