dramaturgia

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Taller de escritura coordinado por Carlos Rehermann

La escritura de guión de teatro tiene aspectos similares a la del guión de cine, en tanto se trata en esencia de una serie de indicaciones de lo que tiene que hacer y decir cada uno de los personajes.

 

Pero en el teatro el punto de vista tiene tendencia a estar fijo: el espectador en su butaca se resiste a cambiar el lugar virtual desde el que se contempla la acción. El cine narra, enm ese sentido, de una manera más parecida a la de la literatura. En algunos casos e nque los reaqlizadores de teatro mueven al público por diversos ambientes, la situación cambia un poco con respecto a la tradición, pero nunca tiene la libertad que da el cine para la ubicación de la cámara.

 

Como contrapartida, el teatro, como acontecimiento en vivo, que ocurre en el mismo espacio en el que está el espectador, hace más vívidas las experiencias relacionadas con la empatía.

 

El autor teatral escribe para un equipo de profesionales a quienes hay que trasmitir con precisión qué es lo que se quiere hacer en la escena.

 

Un taller de dramaturgia, además de los temas de narración comunes en la escritura creativa de ficción, sobre algunos temas específicos:

 

-Acción.

-Diálogos.

-Secuenciación.

-Formateo: programas de escritura para teatro.

 

Es común que autores de novelas y cuentos fracasen a la hora de escribir guiones para teatro. No es tan frecuente que ese problema ocurra con los guiones de cine. En Hollywood los productores recurrieron primero a los dramaturgos para buscar guionistas (la película de los hermanos Coen Barton Fink muestra con vividez lo que ocurría con un dramaturgo metido a guionista), pero luego buscaron cuentistas, especialmente escritores de revistas populares y también gente como Francis Scott Fitgerald (que cuenta su experiencia a través de su notable personaje Pat Hobby, un guionista fagocitado por el sistema) o Raymond Chandler, autor de algunos buenos guiones clásicos.

 

El escritor inglés David Lodge cuenta con sutileza y precisión las dificultades del gran cuentista y novelista Henry James para adaptarse a la escritura de obras de teatro, en su novela ¡El autor, el autor!

 

El libreto de teatro sufre normalmente una serie de cambios en el proceso de ensayos; incluso si se trata de un clásico, cuyo texto está fijado por generaciones de actores y directores, cada puesta en escena reclama cambios específicos, que obedecen a las cualidades de los actores, al espacio donde se realiza o simplemente al deseo del director de introducir modificaciones.  Pero muchas veces se trata simplemente de que cuando los actores comienzan a seguir el libreto, resulta evidente que tal como está escrito no puede ser realizado.

 

Una parte de esos problemas se resuelve con entrenamiento en la escritura de libretos, y a eso, entre otras cosas, tiende el taller.